ECOFEMINISMO

Desde el verano tengo programados los temas que tratar en los siguiente meses en este blog y, casualmente, hoy escribo de ecofeminismo, la misma semana en la que hay unas elecciones generales al gobierno en mi país. Te avanzo que el ecofeminismo es mi postura política.

La cultura occidental que impera a escala mundial se basa en la creencia de que la especie humana es superior al resto y que está por encima del planeta que habita. Nos creemos con derecho a explotarlo, maltratarlo y destruirlo, incluso que en un futuro podríamos prescindir de él. Si te fijas, a mayor desarrollo, mayor desconexión y mayor explotación a la naturaleza.

Al mismo tiempo esa cultura se rige por un patriarcado, o sea, está dirigida por hombres que someten a las mujeres y las considera seres inferiores y por lo tanto, aptas para también, ser explotadas y maltratadas.

Pero ese desarrollo olvida que el planeta es finito y que los seres humanos dependemos, no solo de la naturaleza, sino los unos de los otros para sobrevivir. En los primeros y en los últimos años de nuestra vida somos dependientes del cuidado de otros, y el patriarcado ha impuesto esa tarea a las mujeres explotándolas.

El cuerpo desnudo de una mujer no es algo sexual; es la mirada del hombre la que lo sexualiza y es el hombre el que debe controlar su pensamiento y respetar la libertad de nuestros cuerpos de ser y hacer lo que quieran.

Desde Occidente entendemos perfectamente el ejemplo cuando en muchos paises de Oriente a las mujeres se les obliga a taparse el cabello porque para el hombre es algo sexual y provocador. Pues ocurre exactamente lo mismo con una teta o un culo: son algo completamente natural y es el hombre el que debe controlar su deseo o su pensamiento y respetar la libertad individual de todo ser a hacer lo que le dé la gana con su cuerpo. Tener que explicar esto a estas alturas, me enerva.

Atrocidades que se cometen contra las mujeres en todo el mundo (secuestros y violaciones de mujeres chinas para robarles los bebés; violaciones en África como método para desestabilizar pueblos; ablaciones en todo el mundo; y asesinatos y violaciones en nuestro supuestamente civilizado país) no pueden ser aceptadas sin más.

Atrocidades que se cometen contra el planeta, como los últimos incendios en el Amazonas, la destrucción y contaminación de los océanos y una lista interminable de barbaridades, nos tendrían que avergonzar y urgir a actuar.

Necesitamos cambiar esa cultura patriarcal y capitalista por una cultura en la que se ponga el planeta en el centro y el cuidado de todos los seres que pertenecen a él en igualdad. Y esto solo se puede hacer desde una visión feminista y ecologista, liderada por mujeres que actuen desde el feminismo.

Por eso mi desinterés ante las elecciones del sábado, en las que veo a seis señoros hablando de cosas de señoros y actuando desde el mismo lugar de siempre. Quiero creer que ese despertar del fascismo que ahora tememos se debe a que, ante la cada vez más presente movilización y concienciación feminista, sienten la amenaza de perder sus privilegios, algo que antes nadie cuestionaba.

Mujeres como Greta Thunberg, Alexandria Ocasio-Cortez o Yayo Herrero son el modelo de líderes que necesitamos para construir un mundo en el que el planeta y todos los seres que lo habitan sean respetados. En el que quizás debamos frenar la velocidad del progreso y anteponerle la salud de nuestro hogar, de nuestra fuente de vida y la lucha por una mayor igualdad entre todos los seres vivos.

Gracias por leerme.

Amanda

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